El sol aún no ha salido sobre el horizonte de Buenos Aires, y Milagros Orellana ya está de pie. Mientras el frío de la madrugada se aferra al aire, esta madre de tres hijos, de 24 años, se prepara para enfrentar, una vez más, una jornada agitada. De día, es el corazón cariñoso de su familia; de noche, se convierte en una trabajadora callejera audaz que se desliza entre el tráfico para entregar comida, víveres y otros productos a clientes en algunas de las zonas más difíciles de Buenos Aires. Arriesga su vida cada noche para ganar un poco más de dinero, dependiendo de cuánto pedalea y cuánto tiempo tarda en llegar.
Orellana se abre paso entre las caóticas calles con una concentración aguda. En dos ruedas, forma parte de un mundo feroz e implacable, donde la supervivencia depende de reflejos rápidos y determinación fría. Como mujer en un trabajo dominado por hombres, enfrenta una dinámica constante de tensión: los hombres, a menudo desdeñosos, la ven como competencia, mientras que otras mujeres la miran con desconfianza por trabajar junto a ellos en este entorno duro y estresante.
Hay poco espacio para la camaradería; cada persona vela por sí misma. Con la presión aumentando desde todos los frentes, Orellana ha aprendido a mantener la guardia alta y los ojos siempre atentos a la calle. En cada turno, lucha contra el agotamiento, equilibrando las necesidades de sus hijos con las exigencias de una economía informal que no perdona. El reloj es su enemigo constante, mientras corre contra el tiempo; cada entrega es una pequeña victoria en la lucha continua por la supervivencia de su familia.
Milagros es repartidora de Rappi y forma parte de la creciente economía de trabajos informal en Argentina, donde muchas personas se ven obligadas a tener múltiples empleos solo para sobrevivir. Para Orellana, su resiliencia se sostiene en su propósito principal: la maternidad.
Su vida, antes definida por los ritmos de la crianza, ha sido reescrita a la fuerza por la crisis económica que ha barrido Argentina. Hasta hace poco, el ingreso estable de su esposo era suficiente para mantener a la familia. Pero a medida que la inestabilidad financiera del país se profundizó, esa base se derrumbó, dejando a Orellana sin otra opción que ingresar al mundo de las entregas.
"Quería ayudarlo para que no se sacrifique tanto, para que no se mate trabajando. Por eso decidí empezar a trabajar."
La economía de trabajos por encargo se ha convertido en un componente central para que muchas personas sobrevivan a la crisis económica que ha acechado al país por más de 100 años. Y ahora, con el nuevo presidente imponiendo medidas de austeridad para controlar la economía, las filas de trabajadores independientes están creciendo, lo que añade caos y competencia por ingresos extra. Queda por ver si los recortes de Javier Milei lograrán estabilizar la economía.
Para los trabajadores, la economía caótica ha significado duplicar los trabajos en el sector informal. Pero para algunos, la llegada de Milei ha implicado menos regulaciones sobre cómo trabajar, lo que les ha generado simpatía por su estilo de gobierno.
Mientras tanto, otros han encontrado empleo en esta economía haciendo todo tipo de trabajos para llegar a fin de mes. Algunos se han convertido en conductores de Uber, otros dan clases de tango a turistas, y muchas mujeres han encontrado en OnlyFans la mejor forma de generar ingresos extra. La gente espera ver si las medidas de Milei estabilizarán la economía y permitirán que familias como la de Orellana vuelvan a tener dos ingresos estables, o si la economía gig ha llegado para quedarse como la nueva normalidad en Argentina.
TRABAJOS MÚLTIPLES
El trabajo tradicional está quedando atrás; el trabajo informal es la nueva manera en que la sociedad se gana la vida.
Eduardo Donza, sociólogo especializado en el mercado laboral, la desigualdad social y la pobreza, afirma: “la crisis inflacionaria que ha sufrido Argentina durante muchas décadas no es un problema nuevo”. Es parte del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina y profesor en la Universidad de Buenos Aires.
Buenos Aires, la capital con cerca de 15 millones de habitantes, se ha visto obligada a enfrentar los desafíos constantes de un panorama económico cambiante, como muchas otras ciudades del mundo.
La ciudad ha sufrido varias crisis económicas, siendo la más notable la de 1998–2002, provocada por una deuda masiva, mala administración económica y una paridad cambiaria con el dólar estadounidense. Esta crisis provocó desempleo generalizado, pobreza y disturbios sociales, culminando en los disturbios de 2001 y la renuncia del presidente Fernando de la Rúa. A pesar de la recuperación en los años siguientes, la ciudad ha seguido enfrentando turbulencias económicas, marcadas por la inflación y la inestabilidad fiscal, lo que ha agravado las desigualdades sociales.
La economía gig ha surgido como respuesta al esfuerzo desesperado de los ciudadanos por adaptarse, transformando la fuerza laboral. Específicamente, las plataformas digitales han liderado la contratación para trabajos informal. Plataformas como Rappi, Airbnb, Uber y OnlyFans ya están integradas a la vida diaria de la sociedad porteña.
Desde 2018, la consultora Ecolatina en Buenos Aires, detectó un aumento del 25% en la cantidad de personas con empleos múltiples.
Matías Rixner se gana la vida a través del tango y el yoga. A sus 46 años, este instructor porteño abraza dos prácticas profundamente arraigadas en la cultura argentina: ofrece clases de tango que celebran el alma del baile y sesiones de yoga que brindan calma en medio del caos. Sus dos roles reflejan la tendencia más amplia de la economía gig en Argentina, donde tradición y adaptabilidad se entrecruzan para responder a las exigencias económicas.
La vida de Rixner es un acto de equilibrio entre la pasión y la incertidumbre financiera. “Nunca sé cuánto voy a ganar… a veces me preocupo, pero siempre me va bien”, comenta.
En un país donde la estabilidad económica es cada vez más escasa, ha logrado forjar su camino enseñando a otros no solo a moverse, sino a reconectarse: con sus cuerpos, su respiración y la constante incertidumbre de la vida en Buenos Aires.
Según el Registro Único de Transporte de Mensajería Urbana y Reparto a Domicilio (RUTRAMUR), hay al menos 20.000 trabajadores informales en Buenos Aires. Sin embargo, debido a la informalidad de este trabajo, es difícil obtener cifras exactas.
Francisca Pereyra, investigadora de la Universidad Nacional General Sarmiento, se centra en el trabajo, el género y la economía de plataformas. En los últimos cinco años ha liderado proyectos sobre las experiencias, oportunidades y desafíos que enfrentan las mujeres de bajos ingresos debido al auge del trabajo digital. Afirma que los trabajos informales aumentaron durante la pandemia, y que todo lo relacionado con entregas creció aún más al convertirse en un servicio esencial. Hoy, la gente sigue dependiendo del delivery por comodidad.
La desregulación del Estado bajo Milei ha abierto más puertas para quienes desean trabajar en esta economía, duplicando los empleos en familias como la de Orellana y transformando el funcionamiento familiar.
"No es un tema en la agenda política hoy. Lamentablemente, por lo que entendemos, este presidente no cree en la regulación del Estado."
A medida que crece el número de trabajadores independientes, también lo hacen los tipos de trabajos a los que las personas recurren para ganar dinero. Muchas mujeres se ven excluidas de empleos como el reparto de comida por su cultura masculina y la competencia feroz, y se ven empujadas hacia el trabajo sexual, donde las ganancias pueden ser significativas.
En el Ritmo de Suficiente
SÓLO TÚ
En una habitación tenuemente iluminada de un hotel alquilado, con un tubo de pole dance brillando bajo luces de neón y una bañera en el centro de la escena, la joven Marisol Fernández, de 23 años, prepara su cámara. Una rápida revisión de su teléfono le recuerda por qué está ahí: la demanda de contenido exótico en OnlyFans ha sido su salvación en un país que se desmorona. Con la crisis económica apretando, Fernández y muchas mujeres como ella abandonaron el trabajo tradicional para ingresar a la economía digital, donde su cuerpo, confianza y creatividad son sus mayores activos.
La habitación, rentada por solo tres horas, es su estudio: su espacio seguro para actuar, crear y, lo más importante, sobrevivir en un panorama financiero que ofrece pocas opciones para mujeres jóvenes como ella. Mientras el país lidia con la inflación y el desempleo, el mundo de Fernández gira en torno al equilibrio precario entre su personaje online y un mercado impredecible que ha aprendido a navegar, clic a clic.
Gracias a OnlyFans y Telegrama, ha logrado sobrevivir. Su plataforma también le consiguió un “sugar daddy”, un hombre mayor que le da regalos o dinero a cambio de compañía, y en ocasiones, sexo. Lo ve una vez a la semana y pasa el día con él a cambio de hasta 300 dólares, unos 323.000 pesos argentinos. En solo cinco meses, él le ha regalado joyas, carteras, zapatos y perfumes caros.
Fernández logró escapar brevemente de la crisis y se fue a México por amor y una mejor vida. Pero tras un año, volvió a Buenos Aires y se encontró con una situación económica aún peor.
“Cuando volví a mi vida acá en Buenos Aires empecé a ganar 400, 500 dólares. Entonces decidí abrir OnlyFans. Empecé a generar más ingresos, como entre 800 y 1.000 dólares en los primeros meses”.
Ahora, trabajando menos horas y ganando más que un salario promedio en Argentina, Fernández dice: “Tengo más tiempo libre para salir con amigas, viajar, hacer lo que me gusta, y no tengo que pedir permiso a nadie, ni jefe, ni licencia, ni esperar a las vacaciones para hacer lo que realmente quiero”.
Según Only Fam, una web que rastrea y clasifica creadores de OnlyFans, hay alrededor de 5.322 creadores en Argentina, 1.399 solo en Buenos Aires. Pero la cifra real puede ser de cuatro a cinco veces más, ya que muchos no revelan su ubicación.
El trabajo independiente ha evolucionado. Aunque sigue dominado por hombres, cada vez más mujeres se están sumando.
"Te registras en una plataforma, entonces todo es más anónimo, más impersonal, y eso animó a muchas mujeres a probar suerte."
En 2023, Milei asumió el poder y recortó muchos programas centrados en mujeres, como el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad. Esto dejó a muchas mujeres con menos recursos, empujando a algunas, como Fernández, a plataformas como OnlyFans.
OnlyFans vio un aumento global de usuarios durante la pandemia. Según UpMarket, en 2023 el crecimiento de creadores superó al de los suscriptores, con un incremento del 29,4% frente a un 27,7%.
Tanto Fernández como Orellana sueñan con volver a estudiar. Fernández desea retomar sus estudios de psicología, mientras que Orellana quiere terminar el secundario y seguir una carrera en matemáticas. Pero por ahora, Fernández y miles de mujeres moldean su realidad a través del contenido que crean en OnlyFans, donde su identidad, ingresos y aspiraciones están profundamente entrelazadas. Mientras tanto, Orellana y otros repartidores viven al ritmo de la velocidad y las entregas.
EN MOVIMIENTO: TRAZANDO EL FUTURO DEL TRABAJO GIG
Para todos, la economía gig representa un medio de sobrevivir y prosperar en un país donde los empleos tradicionales son cada vez más difíciles de conseguir.
En Buenos Aires, las historias de una repartidora de Rappi, una creadora de OnlyFans y un instructor de tango y yoga pintan un retrato vívido de esta economía que ha echado raíces en medio de las luchas económicas.
Donza explica que, si la inflación cae del 25% al 3% en un año, sería un gran éxito para cualquier gobierno. Asegura que este es el mayor indicador de estabilidad económica del gobierno de Milei y un factor clave en su creciente apoyo público.
“Uno de los principales logros es la disminución de la inflación y el aumento de los precios”, dice Donza.
Cada uno, a su manera, navega la incertidumbre, construyendo su sustento con flexibilidad y adaptabilidad, dependiendo de plataformas que ofrecen oportunidades, pero también riesgos. Mientras luchan por sobrevivir, la crisis económica de Argentina sigue pesando, dejando a millones enfrentando inflación, desempleo e inestabilidad.
Por la necesidad constante de sobrevivir, muchos padres como Orellana y su esposo se ven forzados a perderse momentos clave en la vida de sus hijos.
"Hay cosas que él quiere hacer con los chicos y no puede porque está trabajando. Y hay cosas que yo quiero hacer con mis hijos y tampoco puedo porque estoy trabajando. Entonces, los dos estamos perdiéndonos cosas por nuestros hijos. Pero entendemos que, si no trabajamos, no tenemos dinero para comprarles cosas."
Aunque estos trabajadores independientes son ingeniosos, sus triunfos individuales son solo parches en un entramado de desafíos sistémicos. Mientras persiguen la estabilidad financiera, la pregunta sigue siendo: ¿podrá el país resolver esta crisis alguna vez, o será la supervivencia en la economía gig la nueva normalidad para las futuras generaciones?
El hermano menor de Orellana, de 13 años, a quien cuida desde la muerte de su madre, representa el futuro del trabajo gig. Compaginando la escuela y la adolescencia, también trabaja como repartidor de Rappi, navegando las mismas calles que enfrenta su hermana.